En el suave susurro del viento, el amor eterno de María Ignacia sigue brillando como un faro de esperanza. Su coraje y gratitud iluminan nuestros caminos, recordándonos la resiliencia del espíritu humano. Que su paz interior nos guíe en momentos de oscuridad, inspirándonos a abrazar la vida con amor y gratitud infinitos.
Sus restos están siendo velados en el Colegio del Sagrado Corazón de Apoquindo (Santa Magdalena Sofía 277, Las Condes), donde recibirá el homenaje y la despedida de sus seres queridos, amigos y colegas.
Con inmenso dolor queremos comunicar el sensible fallecimiento de nuestra querida mamá, abuela, suegra y amiga