Aunque la ausencia de Ximena Olave Díaz nos abrace con tristeza, recordemos su legado de amor y coraje. En cada amanecer, cultivemos la resiliencia que ella nos enseñó, sintiendo gratitud por los momentos compartidos y por la luz que brilló en nuestras vidas. En su memoria, abracemos la paz interior que tanto anhelaba, y dejemos que la esperanza sea el faro que guíe nuestros pasos. Que su recuerdo nos inspire a amar profundamente, a vivir con valentía y a abrazar la vida con gratitud inquebrantable. ¡Siempre en nuestros corazones, Ximena!
Publicado en el archivo
13 de agosto de 2019