En el jardín de la vida, cada flor es un recuerdo que perdura en el alma, cada petalo una lección de amor y cada raíz un legado de esperanza. Que la memoria de Thomas Rosler Rottemberg sea el sol que ilumine nuestros caminos, la lluvia que nutra nuestras semillas de bondad y la brisa que acaricie nuestros corazones con serenidad. En su honor, cultivemos la humildad de un brote que crece en silencio para convertirse en un árbol frondoso que ofrezca sombra y paz a quienes lo necesiten. Que su legado inspire nuestra nobleza y nos recuerde que en cada desafío hay una oportunidad para florecer con amor y gratitud.
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25 de mayo de 2019