Que el amor que sembró Teresa Pérez Boada florezca en nuestros corazones, inspirándonos a ser valientes en cada desafío, a encontrar paz en medio de la tormenta y a abrazar la resiliencia en los momentos difíciles. Que su memoria sea un faro de gratitud, recordándonos la belleza de cada amanecer y la fuerza de cada atardecer. En su honor, sigamos adelante con esperanza, sabiendo que cada paso que damos es un tributo al amor compartido. Que su legado nos recuerde que el amor verdadero nunca muere, sino que vive en cada acto de bondad que ofrecemos al mundo.
Publicado en el archivo
25 de agosto de 2019