En el legado de Sigurd Braun Weilbach descubrimos la llama inagotable del amor, el coraje para enfrentar la adversidad, la resiliencia para renacer ante la tormenta, la gratitud por cada instante vivido y la paz que anida en el alma. Que su memoria nos inspire a abrazar con valentía la vida, a cultivar la gratitud en nuestros corazones, a ser faros de esperanza en la oscuridad y a encontrar en cada desafío una oportunidad de crecer. Sigamos adelante con la certeza de que, en cada nuevo amanecer, se oculta la promesa de un mañana mejor.
Publicado en el archivo
9 de febrero de 2020