En el legado de Sergio Enrique Ramírez Ortega encontramos la fuerza del amor que guía nuestros pasos, la valentía que nos impulsa a seguir adelante y la gratitud por los momentos compartidos. Que su espíritu resiliente sea nuestro faro en las tormentas, recordándonos que la paz interior es un regalo precioso que merecemos cultivar. Que su memoria sea un recordatorio constante de que en cada amanecer hay una oportunidad para abrazar la vida con renovada esperanza y amor profundo. Sigamos adelante con fe y gratitud, llevando en nuestros corazones su luz y su legado.
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2 de enero de 2020