En el legado de Ricardo Pérez Acosta perdura un cúmulo de amor inquebrantable, coraje inspirador y una resiliencia que despierta esperanza. Su recuerdo brinda la oportunidad de practicar la gratitud por cada victoria, grande o pequeña, y de encontrar paz en los momentos de tribulación. Que su ejemplo nos guíe hacia un mañana lleno de luz y esperanza, recordándonos que incluso en la oscuridad más profunda, el amor es la llama que ilumina nuestro camino. Sigamos adelante con valentía, abrazando el regalo precioso de cada nuevo día.
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16 de abril de 2024