En el jardín de la vida, cada ser florece con su propia luz. Que el amor que Rebeca sembró continúe abrazando corazones, recordándonos que el coraje y la resiliencia nos fortalecen en la adversidad. Agradezcamos cada instante de gratitud compartida y sigamos adelante con la paz que nos regala la serenidad del alma. En memoria de Rebeca, dejemos que su legado inspire nuestros pasos, recordándonos que en cada amanecer hay un nuevo comienzo lleno de posibilidades y amor incondicional. ¡Que su espíritu perdure en nuestros corazones, guiándonos con esperanza eterna!
Publicado en el archivo
13 de junio de 2019