En el jardín de la vida, nuestros corazones encuentran refugio en la luz eterna del amor que Rafaela de las Mercedes Pino Azócar sembró con su coraje y resiliencia. Que sus recuerdos florezcan en gratitud, brindando paz a aquellos que la amaron. Que sus huellas nos inspiren a seguir adelante con esperanza, recordando que cada día es un regalo precioso para abrazar con valentía. Que su legado sea un recordatorio de que, incluso en la oscuridad, la luz del amor perdura, guiándonos hacia la belleza de la vida con fuerza y serenidad.
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30 de diciembre de 2019