En el legado de Rafael Fernández Donoso encontramos un faro de amor inquebrantable, un testimonio de coraje ante la adversidad, una manifestación de resiliencia en tiempos oscuros, una fuente de gratitud por las pequeñas alegrías y un sendero hacia la paz interior. Que su memoria nos inspire a abrazar la vida con renovada esperanza, a cultivar la empatía y a valorar cada instante con humildad. En cada amanecer, en cada suspiro, en cada sonrisa, recordemos su legado y sigamos adelante con el corazón lleno de luz y la mente abierta a nuevas posibilidades.
Publicado en el archivo
25 de enero de 2020