En el jardín de la vida, el recuerdo de Michele Victoria Delard de Rigoulieres Aubry florece como una rosa eterna, tejiendo un tapiz de amor y gratitud que ilumina nuestros días oscuros. Que su coraje sea la brújula que guíe nuestros pasos, recordándonos que en medio de la adversidad, la resiliencia es nuestra fortaleza. Que su legado de paz sea el faro que nos alumbre en las noches más oscuras, recordándonos que incluso en la sombra más profunda, la luz de la esperanza nunca se apaga. Que su memoria sea un bálsamo de consuelo y fortaleza, recordándonos siempre la belleza efímera y valiosa de la vida.
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9 de noviembre de 2019