Que la luz del amor y la gratitud que Martha Adriana sembró en cada corazón siga brillando en cada amanecer, recordándonos la importancia de vivir con coraje y resiliencia. En la senda de la vida, donde los recuerdos se entrelazan con la esperanza, encontremos consuelo y paz en saber que su legado perdura. Que su espíritu nos inspire a abrazar cada día con valentía y compasión, honrando su memoria con actos de bondad y generosidad. En el jardín de la existencia, su amor florece eternamente, recordándonos que en la unión de nuestros corazones encontramos fortaleza y consuelo.
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12 de marzo de 2020