En el jardín de la vida, las flores de amor y gratitud que Marteria Ana sembró brillan eternamente como guías de paz y esperanza. Su coraje nos inspira a abrazar la resiliencia, a enfrentar tempestades con valentía y a encontrar belleza en la simplicidad de cada día. Que su legado nos recuerde que en la oscuridad siempre hay luz, y que en los momentos de desafío encontramos fuerza interior. Sigamos su ejemplo, cultivando un corazón generoso y una mente agradecida, para así encender el camino de nuestros sueños con la chispa de la esperanza.
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17 de noviembre de 2019