En el jardín del recuerdo, florece el amor eterno que Mariella sembró con coraje y resiliencia. Que su luz guíe nuestros caminos, recordándonos la gratitud por cada instante vivido juntos. En su memoria, abracemos la paz que solo el amor genuino puede otorgar, fortaleciéndonos para enfrentar las adversidades con valentía y esperanza. Que cada lágrima derramada se convierta en un río de amor y gratitud, irrigando nuestros corazones con la fuerza necesaria para seguir adelante con fe y amor inquebrantables. ¡Que el legado de Mariella sea un faro de esperanza en nuestros días oscuros!
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4 de enero de 2020