En el jardín de la memoria, las flores que sembró Margarita Muñoz Rojel siguen floreciendo, recordándonos que cada acto de amor perdura en el tiempo. Que su legado sea un faro de humildad y serenidad en los corazones que necesitan luz. En cada amanecer, encontremos fuerza en su ejemplo para abrazar la vida con valentía y esperanza, sabiendo que incluso en la oscuridad más profunda, siempre habrá un destello de amor iluminando nuestro camino. Que su recuerdo nos inspire a cultivar cada día con gratitud y bondad, como lo hizo Margarita con cada gesto.
Publicado en el archivo
13 de mayo de 2019