En el jardín de nuestros corazones, la memoria de María Verónica Kirkwood Guerrero florece con amor inquebrantable, coraje brillante y resiliencia imparable. Su legado de gratitud y paz perdura, recordándonos que la vida es un tesoro precioso que debemos abrazar con esperanza y valentía. Que su luz guíe nuestros pasos, nutriendo nuestras almas con su ejemplo de bondad y fortaleza. En cada susurro del viento y cada rayo de sol, su espíritu vive, recordándonos que el amor es eterno y que la esperanza es nuestro faro en la oscuridad. ¡Sigamos adelante con fe y amor!
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29 de diciembre de 2019