En el jardín de la vida, cada pétalo de María Soledad Juliá Casanueva de Molina sigue floreciendo en el amor y la luz del recuerdo eterno, recordándonos que en la humildad de cada paso y en la serenidad del alma, encontramos fuerza para abrazar la esperanza y seguir adelante con gracia y gratitud. Que su memoria sea un faro de inspiración, guiándonos por senderos de bondad y compasión, recordándonos que en cada amanecer hay un nuevo comienzo lleno de posibilidades y amor. Que su legado de paz y esperanza siga brillando en nuestros corazones.
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2 de mayo de 2019