En el jardín de la vida, las flores más bellas son aquellas que dejan su huella en nuestros corazones, como lo hizo María Rosario. Que su luz siga guiando nuestros pasos con humildad, recordándonos que incluso en la oscuridad, la esperanza florece. Que su memoria nos inspire a amar con generosidad, a abrazar la vida con gratitud y a encontrar paz en la serenidad del presente. En cada sonrisa, en cada acto de bondad, encontremos su legado de amor eterno. Que el recuerdo de María Rosario nos enseñe a vivir con fe inquebrantable y a cultivar la esperanza en cada amanecer.
Publicado en el archivo
17 de mayo de 2019