En el brillo de cada amanecer, encontramos el legado de María Luz: amor que abraza, coraje que inspira y resiliencia que guía. Que su luz infunda nuestros corazones con gratitud por el ayer, valentía para el mañana y paz para el presente. En cada latido, en cada suspiro, recordemos que el amor perdura, que la esperanza perdona y que nuestro propósito es brillar aún en la oscuridad. Que su memoria sea un faro de amor eterno, recordándonos que en la unión de nuestras almas, encontramos fuerza para seguir adelante, siempre con amor y esperanza.
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7 de julio de 2019