Que la luz del amor de María Liliana Bustos Hernández brille eternamente en nuestros corazones, infundiendo coraje en los momentos de adversidad, fortaleza en la resiliencia y gratitud por los recuerdos compartidos. Que su legado de paz nos guíe en el camino de la vida, recordándonos que cada nuevo amanecer es una oportunidad para abrazar con ternura, para soñar con valentía y para vivir con esperanza. Que su memoria sea un faro de bondad y compasión, recordándonos que el amor perdura más allá del tiempo y que su espíritu vive en cada acto de bondad que compartimos.
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21 de abril de 2020