Que la luz del amor que María Águeda irradiaba con coraje y resiliencia, siga inspirándonos a encontrar paz en los momentos oscuros. Su legado de gratitud y nobleza nos recuerda que la esperanza nunca se desvanece, sino que florece con cada acto de bondad. Sigamos su ejemplo, abrazando la vida con valentía y apreciando cada instante con amor sincero. En cada sonrisa y en cada lágrima, encontremos fuerza y consuelo, recordando que el amor perdura más allá de la despedida. Que su memoria sea un faro de luz que nos guíe hacia un mañana lleno de esperanza y armonía.
Publicado en el archivo
25 de junio de 2019