Que la luz del amor y la gratitud que María Ester irradiaba ilumine nuestros caminos en los momentos oscuros, recordándonos la importancia de cultivar la resiliencia y el coraje ante la adversidad. En su memoria, aprendamos a abrazar la paz interior y a valorar cada instante de vida con humildad y entrega. Que su legado de esperanza nos guíe a abrazar con fuerza la belleza de lo simple y a encontrar consuelo en la bondad que nos rodea. Recordemos que en la oscuridad siempre brillará una chispa de luz que nos invita a seguir adelante con determinación y amor inquebrantable.
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8 de febrero de 2020