Que el amor que María Angélica Santibáñez Luco compartió con el mundo guíe nuestros corazones en momentos de oscuridad, infundiendo coraje para afrontar las adversidades con resiliencia. Que la gratitud por los momentos compartidos nos llene de paz interior, recordándonos que incluso en la tristeza hay luz y esperanza. Sigamos adelante con valentía, honrando su memoria a través de nuestros propios actos de bondad y compasión. Que su legado nos inspire a vivir con pasión y generosidad, encontrando belleza en cada nuevo amanecer. Que en su recuerdo encontremos fuerza para seguir amando y creyendo en un futuro lleno de luz y posibilidades.
Publicado en el archivo
22 de junio de 2019