En el jardín de la vida, los recuerdos de María Angélica florecen como pétalos de amor y gratitud. Su luz sigue brillando en cada amanecer, recordándonos que el coraje y la resiliencia son semillas que cultivamos en nuestros corazones. En su memoria, abracemos la paz interior que solo el amor genuino puede ofrecer, y sigamos adelante con esperanza, sabiendo que cada paso que damos está lleno de significado. Que la fuerza de su espíritu nos guíe en los momentos de oscuridad, recordándonos que la vida es un regalo precioso que merece ser vivido con pasión y propósito.
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18 de julio de 2019