En honor a Manuela Jaque Oyarzún, recordemos que en cada desafío reside una oportunidad para cultivar coraje, resiliencia y gratitud. Que su legado nos inspire a abrazar con amor y esperanza cada día, nutriendo nuestra alma con la certeza de que la paz interior es posible incluso en medio de la tormenta. Que sus vivencias nos recuerden la belleza de la vida, la fuerza de la comunidad y el poder transformador del espíritu humano. Sigamos adelante con valentía y compasión, sabiendo que en cada amanecer hay una nueva posibilidad de renacer.
Publicado en el archivo
20 de agosto de 2019