Que la luz del amor que Magdalena Bahamonde Arrau irradiaba en vida nos inspire a abrazar con coraje y resiliencia cada amanecer, recordando con gratitud los momentos compartidos. En su memoria, cultivemos la paz interior necesaria para enfrentar los desafíos con serenidad, confiando en que el amor es el puente que conecta los corazones y nos sostiene en los momentos de oscuridad. Que su legado nos recuerde que, a pesar de las adversidades, siempre hay espacio para la esperanza y la renovación. Sigamos adelante con valentía, abrazando la vida con gratitud y amor.
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11 de junio de 2019