En el jardín de la vida, las flores de amor y gratitud que sembró M. Cristina Aste Otondo seguirán floreciendo, recordándonos la importancia de abrazar cada día con coraje y resiliencia. Que su legado de paz y esperanza ilumine nuestros caminos, inspirándonos a cultivar la bondad en nuestros corazones y a valorar cada momento con gratitud. En medio del dolor, recordemos que el amor es eterno y que sus enseñanzas perdurarán en nosotros. Sigamos adelante con la certeza de que su luz sigue brillando en lo más profundo de nuestro ser.
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18 de enero de 2024