En el jardín del tiempo, las semillas de amor y gratitud que Luis sembró florecerán eternamente, guiándonos con su luz de esperanza y coraje. Que su legado de resiliencia nos inspire a abrazar cada amanecer con gratitud y valentía, recordando que en cada desafío hay una oportunidad para crecer y brillar. Que su memoria sea un faro de paz que nos guíe en los momentos oscuros, recordándonos que el amor incondicional es la fuerza más poderosa que existe. Que su espíritu nos siga acompañando en nuestro camino, recordándonos que cada paso cuenta en la danza de la vida.
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10 de agosto de 2019