En el legado de Luis Sergio Oyanedel López perdura un canto de amor profundo y valentía inquebrantable, iluminando el camino con resiliencia y gratitud. Que su memoria sea un faro de paz eterna, recordándonos que en cada amanecer aguarda la oportunidad de abrazar la vida con renovada esperanza. Que en los momentos de oscuridad, su luz interior nos guíe hacia la serenidad y la fortaleza para seguir adelante, nutriendo nuestros corazones con la promesa de días mejores y la certeza de que el amor perdura más allá del tiempo y el espacio.
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10 de febrero de 2024