En el jardín de la memoria de Luis Oyarzún López florecen las semillas del amor inquebrantable, la valentía eterna, la resiliencia infinita, la gratitud sincera y la paz serena. Que su legado ilumine nuestros caminos, recordándonos que en cada desafío podemos encontrar fuerza, en cada caída podemos hallar levantarnos, en cada pérdida podemos descubrir la esperanza y en cada despedida podemos hallar un nuevo comienzo. Que su espíritu nos inspire a abrazar la vida con pasión y compasión, sabiendo que cada paso que demos está guiado por la luz de un corazón amoroso y eterno.
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30 de agosto de 2019