En el fluir de la vida, recordemos a Katusa Isabel como un faro de amor inquebrantable, un eco de coraje y gratitud que perdura en cada amanecer. Su legado nos inspira a abrazar la resiliencia, a cultivar la paz interior y a regalar sonrisas cargadas de esperanza en nuestro caminar. Que su espíritu luminoso nos guíe en los días nublados, recordándonos que incluso en la oscuridad más profunda, la luz de la compasión y la bondad reside en cada uno de nosotros. Que su memoria sea un bálsamo suave para nuestros corazones, recordándonos el infinito poder del amor. ¡Sigue adelante con el corazón lleno de amor y esperanza!
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7 de abril de 2020