En el legado de Juanita Zaldívar De Olivares perdura un canto de amor eterno, un eco de coraje inquebrantable y una melodía de resiliencia infinita. Que su ejemplo ilumine nuestro sendero con la llama de la gratitud, recordándonos que en cada amanecer hay un regalo de paz. Sigamos adelante, abrazando la vida con valentía, nutriendo nuestros corazones con la esperanza que florece en cada nueva página escrita. En cada suspiro, en cada latido, encontremos la fortaleza para continuar, sabiendo que el amor que compartimos trasciende más allá de los límites del tiempo.
Publicado en el archivo
6 de junio de 2020