En memoria de Juan Eduardo Labbé Prieto, recordemos que el amor que compartió sigue brillando en cada corazón que tocó. Que su coraje nos inspire a enfrentar los desafíos con valentía y determinación. Cultivemos la resiliencia para levantarnos, una y otra vez, fortalecidos por las lecciones aprendidas. Siembra gratitud por los momentos compartidos y la huella imborrable que dejó en nuestras vidas. Que la paz interior sea nuestro faro en medio de la tormenta, recordándonos que la esperanza nunca se desvanece, siempre guiándonos hacia un nuevo amanecer.
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17 de enero de 2020