En el legado de José Miguel Taboada Bittner encontramos un faro de amor inquebrantable, una llama de coraje eterno y un río de resiliencia infinita. Que su memoria nos inspire a abrazar con gratitud cada amanecer, a abrazar con valentía cada desafío y a abrazar con cariño a quienes caminan a nuestro lado. En la eternidad de su paz, recordamos que la vida nos brinda oportunidades para crecer, para amar y para ser luz en la oscuridad. Sigamos adelante con esperanza, sabiendo que en cada suspiro reside la magia de un nuevo comienzo.
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30 de enero de 2020