Que la luz del amor eterno que José Alberto irradiaba siga guiando nuestros corazones, infundiendo coraje en nuestros momentos de debilidad, fortaleciendo nuestra resiliencia en la adversidad, recordándonos la importancia de la gratitud en cada mañana y brindándonos paz en medio de las tormentas. Que su legado de bondad nos inspire a abrazar la vida con fervor, a cultivar la esperanza con cada amanecer y a recordar que, aunque las estrellas brillen en el cielo, el verdadero brillo proviene de las huellas que dejamos en los corazones de quienes amamos.
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8 de junio de 2019