En el legado de Jorge Felipe Rigo-Righi Valenzuela encontramos un faro de amor inquebrantable, una llama de coraje eterno, una melodía de resiliencia indestructible, un jardín de gratitud floreciente y un oasis de paz reconfortante. Que su memoria sea un recordatorio de que, en medio de las tormentas, siempre hay espacio para la luz y la esperanza. Sigamos adelante, tejiendo nuestras historias con hilos de amor, bordando nuestros sueños con letras de coraje, pintando el lienzo de nuestra existencia con pinceladas de gratitud y regando cada día con la semilla de la paz interior.
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9 de diciembre de 2019