En el jardín de la vida, la memoria de Iris Ana Ringeling de Velasco florece como un eterno recuerdo lleno de amor y gratitud. Que su luz guíe nuestros caminos con coraje y resiliencia, recordándonos que en cada desafío hay una oportunidad para crecer. Que en cada amanecer encontremos paz en nuestros corazones, sabiendo que su legado de bondad perdurará en nuestras acciones. Sigamos adelante, abrazando con ternura las huellas que dejó en nuestro ser, y recordando con cariño que el amor verdadero trasciende más allá de la vida terrenal.
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27 de junio de 2019