En la quietud de nuestros corazones, florece el recuerdo de Ignacio Eugenio, sembrando la semilla del amor incondicional y la sabiduría de aceptar la impermanencia. Que su luz guíe nuestros pasos con humildad y serenidad, recordándonos que en cada partida hay un nuevo comienzo, lleno de esperanza y renovación. Que su legado nos inspire a abrazar la vida con valentía y gratitud, recordando siempre que en cada desafío y en cada lágrima también hay espacio para la belleza y la fortaleza. Que su memoria nos impulse a vivir con el corazón abierto y la mente en paz.
Publicado en el archivo
19 de mayo de 2019