En memoria de Hugo Irarrázaval Barros, recordemos que en cada amanecer se oculta un rayo de amor que ilumina nuestros corazones, infundiendo coraje para enfrentar cada desafío con resiliencia. Agradezcamos los momentos compartidos y abracemos la paz interior que nos guía en la travesía de la vida. Que su legado nos inspire a cultivar la esperanza, a abrazar la belleza de lo sutil y a encontrar fortaleza en la bondad de los demás. En cada latido, en cada suspiro, encontremos la fuerza para seguir adelante con amor y gratitud en nuestro ser.
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29 de febrero de 2020