Que la luz del amor y la gratitud guíe nuestros corazones por los senderos de la resiliencia y la paz. Mantengamos viva la llama del coraje, recordando que cada amanecer nos brinda la oportunidad de abrazar la esperanza con valentía. En cada lágrima, en cada sonrisa, encontremos la fortaleza para seguir adelante con el legado de quienes nos inspiran. En memoria de Fernando Enrique Córdova Aguilera, recordemos que el amor perdura más allá del tiempo y que la vida, aunque llena de desafíos, nos regala la posibilidad de crecer, sanar y encontrar la calma en medio de la tormenta.
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8 de febrero de 2020