En cada amanecer, las semillas de amor y gratitud que Esther Rosa sembró continúan floreciendo en nuestras vidas, recordándonos la belleza de la resiliencia y la fortaleza del espíritu humano. Que su legado de coraje y esperanza ilumine nuestros caminos, guiándonos a abrazar con valentía cada nuevo día con paz en nuestros corazones y gratitud por las huellas que dejó en nuestro ser. Que su memoria nos inspire a vivir con pasión y propósito, transformando la tristeza en luz y el dolor en compasión, perpetuando así su hermoso legado de amor inquebrantable.
Publicado en el archivo
12 de octubre de 2019