Que la luz que irradiaba Emma Aravena Jara siga brillando en cada acto de bondad y amor que realicemos, recordándonos que la verdadera grandeza reside en la humildad y la serenidad del corazón. Sus huellas perduran en el universo, guiándonos a abrazar la vida con valentía y gratitud, sabiendo que cada amanecer es una promesa de esperanza. En su memoria, cultivemos la compasión y la comprensión, sembrando semillas de paz y amor en cada paso que demos. Que su legado nos inspire a vivir con propósito y a regalar sonrisas a quienes más lo necesitan.
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8 de mayo de 2019