En el jardín de la vida, el amor que sembró Elizabeth Toro Guzmán florece eternamente como un legado de coraje y resiliencia. Sus pasos tocaron el mundo con gratitud, dejando un rastro de paz y esperanza en cada corazón. Que su luz siga guiándonos en la oscuridad, recordándonos que el amor es la fuerza más grande que existe. En su memoria, abracemos cada nuevo amanecer con valentía, sabiendo que en cada desafío hay oportunidad de crecer y amar. Que su espíritu generoso nos inspire a vivir con pasión y bondad, honrando su amorosa presencia en nosotros.
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23 de febrero de 2024