En el legado de Eliana Lillo de Melisenda perdura la huella imborrable de amor inquebrantable, coraje indomable y resiliencia inagotable. Que su recuerdo sea la llama que ilumine nuestros corazones en los momentos oscuros, recordándonos la importancia de la gratitud y la paz interior. Que cada desafío sea una oportunidad para crecer en fortaleza y compasión, y cada lágrima derramada se convierta en semilla de esperanza. Sigamos adelante con valentía y generosidad, honrando su memoria con cada paso que damos en este viaje de la vida.
Publicado en el archivo
18 de enero de 2020