Que la luz del amor que Eduardo Ramón Pérez Squella sembró en cada corazón perdure como un faro de esperanza y coraje. En su memoria, recordemos que la resiliencia nos fortalece, la gratitud nos nutre y la paz interior nos guía. Cada paso que damos en este camino incierto es un tributo a su legado de bondad y generosidad. Sigamos adelante con valentía, abrazando la vida con amor incondicional y fe inquebrantable. Que su espíritu lleno de luz y sabiduría nos inspire a ser mejores seres humanos, conectados por el hilo invisible del amor.
Publicado en el archivo
14 de octubre de 2019