Que el amor infinito que Dora Meza Becerra irradió durante su vida ilumine nuestros corazones en tiempos de oscuridad, recordándonos la importancia de la gratitud y la fortaleza interior. Su legado de coraje y resiliencia nos invita a abrazar cada nuevo amanecer con esperanza y fe inquebrantable. En su memoria, aprendemos que la paz interior es un tesoro precioso que merece ser cultivado con amabilidad y compasión hacia uno mismo y hacia los demás. Sigamos su ejemplo, llevando su luz en nuestros caminos con humildad y generosidad. Que su espíritu perdure eternamente en nuestra existencia.
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4 de octubre de 2019