Que el amor que Corina sembró en vida siga floreciendo en cada corazón que tocó, recordándonos la importancia de la gratitud y la resiliencia. Su coraje ante la adversidad nos inspira a enfrentar nuestros propios desafíos con valentía. Que su legado de paz y esperanza ilumine nuestro camino, recordándonos que, aunque el dolor sea intenso, el amor y la fe nos sostienen. Sigamos adelante con la certeza de que cada día trae consigo nuevas oportunidades para crecer y amar. En cada sonrisa y en cada lágrima, su espíritu perdurará.
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27 de septiembre de 2019