En memoria de Carlos Alfredo Díaz Cifuentes, recordemos que el amor y la gratitud son luces que guían nuestros pasos en la oscuridad. En cada amanecer, florece la esperanza como un jardín de coraje y resiliencia. Que la paz infinita abrace nuestros corazones, recordándonos que cada día es una oportunidad para sembrar semillas de bondad y compasión. Sigamos adelante con la certeza de que el legado de quienes partieron vive en cada gesto de amor y en cada sonrisa compartida. En cada suspiro, encontremos la fuerza para seguir amando y creyendo en un mañana mejor.
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17 de noviembre de 2019