En la quietud de la memoria de Camilo Lyon Wilms, florece la semilla del amor eterno que nos guía en la senda de la esperanza, recordándonos que en la humildad de cada paso reside la verdadera grandeza del corazón. Que su luz nos acompañe en la serenidad del alma, recordándonos que cada latido es un regalo de vida que merece ser vivido con gratitud y amor. En cada susurro del viento, en cada destello del sol, encontremos la fortaleza para seguir adelante, abrazando con cariño el presente y confiando en el futuro con esperanza inquebrantable.
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10 de mayo de 2019