En el jardín del alma de Bernardita Perelló Valdeavellano florecen semillas de amor eterno, cuyas raíces abrazan la serenidad del universo. Que su luz guíe nuestros pasos con humildad, recordándonos que cada amanecer es una nueva oportunidad para sembrar esperanza en el huerto del corazón. En cada petalo de la rosa de su recuerdo, encontremos fuerza para seguir el camino con valentía y compasión, sabiendo que su legado de bondad perdurará siempre en cada latido. Que su esencia nos inspire a abrazar la vida con gratitud, amor y paz interior.
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14 de mayo de 2019